En Roma denuncian que cardenales explotan a las monjas y las tratan como «sirvientas»

CIUDAD DEL VATICANO, Roma.-Un despacho de (AP) reseña este jueves una revista del Vaticano donde se denunció que a menudo las monjas son tratadas como sirvientas por cardenales y obispos, para quienes cocinan y limpian a cambio de un salario irrisorio.
DETALLES
La edición de marzo de “Mujeres Iglesia Mundo”, la publicación mensual en varios idiomas para mujeres del diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, se puso a la venta el jueves. Su denuncia sobre el trabajo no remunerado o el escaso reconocimiento a la aportación intelectual de las religiosas confirmó que se está convirtiendo en la voz del movimiento de la iglesia en favor de la igualdad de género, derivado del movimiento global #MeToo.“Algunas sirven en casas de obispos o cardenales, otras en las cocinas de instituciones eclesiásticas o enseñan. Algunas, como sirvientas de los hombres de la iglesia, se levantan por la mañana a preparar el desayuno y se van a dormir después de servir la cena, asear la casa y lavar y planchar la ropa”, dice uno de los artículos principales.

Una monja identificada solo como hermana María describió cómo las religiosas sirven al clero pero “rara vez son invitadas a sentarse en las mesas que sirven”.

Aunque la existencia de esta relación de servidumbre era conocida, llama la atención que una publicación oficial del Vaticano se atreva a incluirla en sus páginas, denunciando públicamente la explotación sistemática de las monjas por parte de la iglesia.

Pero ese alarde de valor ha empezado a definir “Mujeres Iglesia Mundo”, lanzada hace seis años como suplemento mensual de L’Osservatore Romano y ahora una revista distribuida gratuitamente online y junto con la versión impresa del diario en italiano, español, francés e inglés.

“Hasta ahora nadie ha tenido el valor de denunciar estas cosas”, dijo la directora de la revista, Lucetta Scaraffia, a The Associated Press. Tratamos de dar una voz a quienes no tienen el valor de decir estas palabras” públicamente.

“Dentro de la iglesia, las mujeres son explotadas”, dijo.

Aunque el papa Francisco ha dicho a Scaraffia que aprecia y lee la revista, ésta no goza de gran estima en el sistema profundamente patriarcal del Vaticano. Ediciones recientes han llamado la atención, como la de marzo de 2016 dedicada a “mujeres que predican”, que aparentemente abogaba por permitir que las mujeres laicas pronuncien homilías en la misa.

Uno de los autores tuvo que aclarar posteriormente que no quiso insinuar cambios a la doctrina o prácticas vigentes.

Scaraffia, feminista católica y profesora de historia en la universidad romana La Sapienza, considera la revista una herramienta necesaria para difundir cuestiones que interesan a la mitad de los fieles de la Iglesia Católica. El solo hecho de que L’Osservatore Romano necesite un suplemento dedicado a la mujer indica los obstáculos que enfrenta. Es el diario oficial del Vaticano, que publica decretos y discursos del papa y mantiene una línea editorial que refleja las prioridades de la Santa Sede.

La edición de marzo, dedicada a “Mujeres y el trabajo”, indaga en asuntos relacionados de alguna manera con el movimiento #MeToo, como la brecha salarial, la ausencia de mujeres en puestos de conducción y el movimiento “Ni Una Menos” que combate el feminicidio y la violencia contra las mujeres.