En primer plano el agente cuando era reconocido por el jefe por no aceptar soborno narco

SANTO DOMINGO.-El asesinato de un cabo de la Policía en Ponce, Guaricanos, Villa Mella el pasado lunes es un grave reto no solo contra el país, sino contra el actual director o jefe de la Policía Nacional, mayor general Ney Aldrin Bautista Almonte, quien reconoció en un acto publicado en la prensa al extinto agente por haber rechazado un soborno por parte de narcotraficantes apresados con un cargamento de cocaína durante un chequeo en la carretera de Haras Nacionales, en la parte norte de la capital dominicana.

Los asesinos del agente simularon «remolcar» un motor y mientras el policía le daba leche a un hijo de dos años sentado en una silla frente a la humilde vivienda donde residía uno de los matones le disparó a mansalva, matándolo en el acto y dejando gravemente herido con un tiro en la cabeza al niño de dos años.

En la prensa nacional y en los programas de noticias se difunde con mucha frecuencia el momento en que el jefe de la Policía felicitaba a los miembros de la patrulla de la que formaba parte el malogrado agente.

De su lado, el Listín Diario reseña que tener cargado a su hijo de dos años no sensibilizó a los dos hombres que a bordo de una motocicleta mataron ayer a tiros al raso de la Policía Nacional Paul Encarnación Mejía, un hecho en que el pequeño resultó herido de gravedad.

MISIÓN CUMPLIDA

“Misión cumplida”, habían vociferado los homicidas tras cometer el crimen, según versiones ofrecidas a este medio por testigos oculares del hecho.

El pasado lunes, aproximadamente a las 10:00 de la noche, en el barrio Ponce, del sector Los Guarícanos, los dos hombres cometieron el atentado frente a la vivienda del agente, donde estaba sentado Encarnación al momento del asesinato.