TRINCHERA DIGITAL.-Un Primero de Mayo bajo fuego en muchas partes del mundo y de recordación multitudinaria en países como Cuba y París son los paréntesis muy particulares que adornan este miércoles el día dedicado a la memoria de los caídos en Chicago por reivindicaciones sociales y económicas que parieron, entre otras conquistas, la limitación a ocho horas de la jornada diaria de trabajo en todo el mundo. Mientras, en Venezuela los auspiciadores del frustrado golpe de Estado y por el otro el gobierno de Nicolás Maduro «medirán fuerza» durante sendas manifestaciones convocadas por las partes en medio de un peligroso clima de violencia que se cierne sobre esa nación suramericana, que todavía no se repone de la jornada anterior. A Enmanuel Macron, en Francia, los llamados Chalecos Amarillos han sido duramente reprimidos, con decenas de detenidos, heridos o golpeados por los policías que de momento aparentaban no dar abasto para impedir las manifestaciones.
DETALLES
De acuerdo con El País, las palabras pronunciadas la noche de este martes por Nicolás Maduro y Juan Guaidó describieron dos jornadas en las antípodas, un reflejo del profundo bloqueo político y de la gravísima crisis que sufre Venezuela. El mandatario chavista compareció al final de un día de vértigo que había comenzado, de madrugada, con la repentina liberación del dirigente opositor Leopoldo López en una operación liderada por el presidente del Parlamento y apoyada por un contingente de militares. Lo hizo para calificar lo sucedido de «escaramuza golpista», advertir a los responsables de que no habrá impunidad y negar que tuviera intención de abandonar el país para irse a Cuba
FRANCIA
De su lado, el diario La Jornada reseña que cientos de militantes anticapitalistas conocidos como «black blocs», mezclados en medio de un cortejo de «chalecos amarillos», se enfrentan a las fuerzas de seguridad en París. Los disturbios comenzaron minutos antes de que empezara oficialmente la manifestación por el 1 de mayo.
En un ambiente tenso, policías recurrieron a granadas de dispersión sting y lacrimógenas contra los alborotadores en el sur de la capital francesa. Algunos manifestantes les respondían lanzándoles proyectiles. Al menos un civil resultó herido en la cabeza, según constató la agencia AFP.
Las tradicionales marchas del 1 de mayo en París son habitualmente pacíficas y dedicadas a reivindicaciones salariales, pero la tensión creciente por la sucesión de protestas violentas lideradas por los «chalecos amarillos» llevó al gobierno a tomar fuertes medidas de seguridad.
Más de 7.400 policías y gendarmes fueron desplegados en la capital francesa para las manifestaciones. Las autoridades esperaban la presencia de «1.000 a 2.000 activistas radicales», según el ministro del Interior, Christophe Castaner.
Desde la madrugada, una veintena de policías comenzaron a registrar bolsos de forma aleatoria en los accesos de la estación de Saint-Lazare, en el centro de París. Hasta las 11.15 locales (9.15 GMT), se habían producido 3.700 controles de identidad en toda la ciudad dentro de esa misma estrategia.
Un total de 88 personas fueron detenidas antes de los altercados. Llevaban todo tipo de artefactos incendiarios, objetos que podrían utilizarse como armas u otros instrumentos o prendas para ocultar su propia identidad. Pero las medidas de prevención no lograron evitar los incidentes.
El presidente Emmanuel Macron reclamó el martes que la respuesta a estos «black blocs» —militantes anticapitalistas y antifascistas vestidos de negro y con la cara cubierta— sea «extremadamente firme» en caso de violencia, tras los llamados en las redes sociales a transformar París en la «capital de los disturbios».