Roberto Valenzuela
SANTO DOMINGO.-Hubo una vez un merengue (también se hizo un video) titulado ‘Nueva York No Duerme’ del talentoso artista dominicano Ramón Orlando. Que una ciudad se mantuviese despierta 24 horas era asombroso para el resto del mundo; tan asombroso que, como ven, se le escribían canciones. Pero el mundo cambió y, salvo algunos casos, las grandes ciudades no se detienen en el día ni en la noche: mantienen su movimiento comercial, las industrias no paran y, por supuesto, el tránsito de vehículos y los trenes tampoco.
He dicho lo anterior para “aterrizar” en República Dominicana. Jamás nos podemos comparar con ‘Nueva York’, pero hace tiempo que –hablando en la jerga campesina– la gente dejó de acostarse “con la gallina” (entrando la noche) para levantarse en la madrugada, al oír el canto del gallo. Pasamos de ser una sociedad rural-atrasada a vivir un acelerado proceso “del campo a la ciudad”; con un desarrollo en el área de la comunicación. Y de las redes sociales ni hablar como ha modificado el estilo de vida de los dominicanos.
Todavía al final de la dictadura trujillista se estima que alrededor del 60% de la población era rural. Mucha gente andaba haraposo y descalzo. Una muestra es que el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina prohibió que los campesinos visitaran las ciudades descalzos. La medida, según el profesor Juan Bosch, significaba dos cosas: el atraso, pobreza del pueblo y obligar a la gente a comprar zapatos, porque la fábrica era propiedad del tirano.
Ahora nuestras grandes ciudades tienen un activismo económico y social las 24 horas. Sin embargo, y donde quiero llegar en esta breve reflexión sociológica es que en cuanto a los servicios, en varias áreas del Estado, se tiene la vieja mentalidad de cuando las ciudades “se dormían” durante la noche y, por tanto, los servicios son solo por el día.
Por ejemplo: los agentes de seguridad ciudadana y de tránsito se deben aumentar. El patrullaje es pobre, mientras los delincuentes salen, de forma constante, a “patrullar” y toman indefensos a los que tienen que trabajar de noche. La falta de agentes de tránsito permite que en cualquiera de las vías se organice una carrera de motores y carros. Ya se conoce de los accidentes con la muerte de jóvenes. Han llegado al límite que varias veces han cerrado el túnel de Las Américas para “echar carreras”.
En sentido general, propongo que las autoridades se aboquen a un proceso de automatización de todos los servicios: que se puedan pagar con la tarjeta de crédito, al igual que hacer cualquier transacción por la Internet. También extender los horarios de trabajo, como suelen hacer los bancos.
La clave del verdadero desarrollo del país es que las oficinas del Estado sean eficientes y transparentes, con un trato digno a los contribuyentes.