Testigo del Tiempo
Un Salario Mínimo Internacional
J.C. Malone
ESTADOS UNIDOS, Nueva York.-El grupo de las siete naciones mas industrializadas del mundo (G-7), aprobó establecer un impuesto internacional mínimo para reducir la evasión impuestos de corporaciones que se establecen en naciones que cobran pocos tributos.
La iniciativa de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, es buena pero incompleta, las corporaciones también buscan trabajadores por salarios miserables en los países pobres.
Necesitamos un salario mínimo internacional, digamos una quinta parte del salario mínimo estadounidense; si aquí pagan $15.00 por hora, internacionalmente pueden pagar $3.00 y no dos centavos que pagan.
Tenemos leyes internacionales contra narcotráfico, lavado de activos, corrupción y sobornos, necesitamos un salario mínimo internacional.
Eso elevará niveles de vida en los países pobres y reducirá el flujo migratorio hacia los Estados Unidos.
El sistema internacional que protege a las corporaciones y los estados, también debe proteger a quienes generan las riquezas y pagan los impuestos en los países pobres.
El sistema internacional es una vulgar y descarada conspiración, un contubernio, un concubinato fornicario e indecente entre corporaciones y políticos para saquear a los pobres del mundo.
Los pobres del mundo pagan impuestos para financiar las escuelas que pobremente educan a los trabajadores que las corporaciones internacionales utilizan gratis para generar riquezas.
Desmontemos falacias y mentiras vulgares, el capital no “genera riquezas”. Un millón de dólares durante un año, no se multiplican, el capital es estéril.
Los trabajadores generan riquezas porque convierten un millón de dólares en materia prima en muchos millones en productos terminados.
Los trabajadores pagan impuestos por generar las riquezas, los inversionistas monopolizan las riquezas sin pagar impuestos.
Es una indecencia mayúscula, que las empresas de zonas francas no paguen impuestos, pero sus trabajadores deben pagar impuestos sobre sus salarios miserables.
Ahora que la pandemia impone renegociar los pactos sociales y contratos laborales, debemos instituir el salario mínimo internacional.