BRASIL.-Luego de 30 años huyendo y evadiendo con éxitos su captura cayó en manos de la Justicia el mas poderoso narcotraficante brasileño. Pudo ser arrestado mediante una operación que además involucró a organismos antidrogas del vecino Paraguay, donde el capo tiene cuantiosas propiedades y escondites debidamente ubicados por los captores. El País reseña que la policía de Brasil ha detenido al brasileño Luiz Carlos da Rocha, considerado uno de los «barones de la droga» en su país y uno de los traficantes más buscados de América Latina.
Rocha, alias Cabeça Branca (cabeza blanca), ha sido condenado por la justicia a penas que suman más de 50 años de prisión y era buscado por las autoridades desde hacía tres décadas, según un comunicado de la Policía Federal.
Cabeça Branca, jefe de una organización criminal, también era perseguido por la Interpol. El grupo de combate al tráfico de drogas de la Policía Federal lo localizó en una población del estado de Mato Grosso, a pesar de las diversas cirugías plásticas a las que se había sometido en el rostro en los últimos años. Los agentes compararon imágenes y descubrieron que Rocha y Vitor Luiz de Moraes, su nueva identidad, eran la misma persona. De acuerdo con las investigaciones, el patrimonio de Cabeça Branca, considerado por las autoridades como un delincuente «extremadamente peligroso», podrían sumar más de 100 millones de dólares.
Según la policía brasileña, el grupo dirigido por el narcotraficante operaba como una estructura empresarial, que controlaba desde la producción en regiones inhóspitas de las selvas de Bolivia, Perú y Colombia, hasta la logística de transporte, distribución y manutención en enclaves situados entre Brasil y Paraguay. La red también se establecía en áreas estratégicas próximas a los principales puertos de Brasil y en los grandes centros de consumo, para exportar posteriormente la droga a Estados Unidos y a Europa.
Según las investigaciones, el detenido era además uno de los principales proveedores de cocaína de las facciones criminales de São Paulo y Río de Janeiro e introducía al mes unas cinco toneladas de esta droga en Brasil. La cocaína era transportada en aviones de pequeño tamaño que partían de los países productores (Colombia, Perú y Bolivia) y utilizaban el espacio aéreo venezolano para llegar hasta haciendas de los estados brasileños de Pará y Mato Grosso. Posteriormente, la droga era colocada en falsos fondos de camiones y transportada hasta São Paulo, punto de partida hacia el exterior.
Durante la operación, bautizada como Spectrum, la policía se ha incautado de inmuebles, objetos y terrenos valorados en más de 10 millones de dólares y, con la ayuda de Paraguay, iniciará una investigación en el país vecino, donde el traficante era propietario de diversas haciendas y mantenía parte de sus operaciones.