JALISCO, México.-Ell mundo de los cárteles de las drogas es una especie de infierno real en la tierra. Sus miembros saben que sus vidas valen menos que un pedo de un chivo montez. Actúan como especies de zombies que cumple órdenes o desahogan sus furias irracionales contra sus contendores o cualquiera que no cumpla sus instrucciones con métodos inimaginables para seres racionales. Desde sesiones de torturas donde son descuartizados seres humanos con sierras eléctricas en medio de gritos de horror hasta mutilaciones y decapitaciones delante de invitados o simples testigos a modo de «escarmiento».
Un reportaje actualizado del diario El País expone algunas «novedads» dentro del coctel de métodos brutales para imponer el terror. Trinchera Digital publica un segmento del reportaje:
El terror del narcotráfico sigue extendiéndose por México. Y allí por donde avanza desparrama sus sombrías costumbres y ceremonias macabras. La Fiscalía de Tabasco, un Estado al sureste del país, ha alertado de la aparición de la antropofagia, o canibalismo, entre las prácticas de los criminales locales. Dos adolescentes que comenzaban su carrera criminal reconocieron que fueron obligados a comer la carne de una de sus víctimas como parte de un rito de iniciación del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que lucha por convertirse en la organización criminal hegemónica en México.
La Fiscalía ha sido muy celosa con la información relacionada a los menores, de 16 y 17 años. La unión de tres escenas del crimen llevó a las autoridades al macabro hallazgo. El inicio de esta historia violenta fue el 22 de mayo. La tarde de aquel día un grupo de delincuentes llegó a Autos Aladino, un mercado de automóviles en Villahermosa, la capital de Tabasco. Los criminales irrumpieron en el comercio disparando desde varias motocicletas. Las cámaras de seguridad del negocio revelaron después cómo los delincuentes decapitaron viva a una de las cinco víctimas del ataque. A dos más los mataron primero y después les cortaron la cabeza y otros dos fueron degollados. Para coronar la sádica escena, los criminales dejaron en el sitio una manta con un mensaje firmado por el CJNG.
Este caso estremeció a Tabasco, una región rica en petróleo que ha visto los delitos dispararse mientras los precios del crudo se desploman. La caída petrolera ha provocado una crisis de seguridad en la entidad. En enero de 2016, por ejemplo, se registraron 11 homicidios en la entidad. Un año después, la cifra fue de 28. En mayo de este año la cifra alcanzó los 37 asesinatos. Algunos especialistas creen que la ola de violencia ha sido desatada por una disputa de varios grupos de la delincuencia organizada por el control de la región.