Testigo del tiempo
J.C. Malone
ESTADOS UNIDOS, Nueva York.-La lógica de la hipocresía que controla toda la actividad política me hace casi asegurar que el presidente Donald Trump será quien promueva finalmente una reforma migratoria.
Cuando los políticos dicen que van camino al norte, lo más saludable es guardarle posada en el sur.
Ellos suelen decir una cosa y hacer lo contrario.
Nadie, en la historia política reciente de este país, era mas anticomunista que Richard Nixon, él estableció negocios con China; era ultramoralista, y renunció por varias inmoralidades.
George Bush padre dijo, en la campaña electoral: “lean mis labios, no más impuestos”, tan pronto entró a la Oficina Oval aumentó casi todos los impuestos nacionales.
Nadie era más querido por los hispanos de este país que Bill Clinton, él duplicó las patrullas fronterizas y fue quien inició la construcción del muro fronterizo.
George Bush hijo, el republicano más votado por los latinos, continuó el muro fronterizo que había iniciado Clinton.
Entonces llegamos a Barack Obama, quien obtiene el voto latino prometiendo reforma migratoria, pero destruyó más de dos millones de familias mayormente latinas con sus deportaciones masivas.
Hasta ahora los gobernantes han usado la propuesta de reforma migratoria como un trocito de carne que levantas para hacer que el perro salte para poder alcanzala. Y cuando el animal salta, entonces levantas más el brazo para que no la pueda alcanzar, pero sigue ahí y repite el ejercicio una y otra vez.
Es así como se “amarran los perros con longaniza”. Así tienen los políticos estadounidenses a los votantes latinos. Hermosos discursos y promesas, exactamente las cosas que queremos escuchar, pero al final nos entregan una piñata vacía.
Ahora Trump intenta arrebatarle el tema migratorio a los demócratas, buscando el voto latino, contradiciendo su discurso con acciones, como hicieron otros, Trump promoverá la reforma migratoria.