El juego sucio
Roberto Valenzuela
SANTO DOMINGO.-Para referirme al caso de los periodistas Julio Martínez Pozo y Danny Alcántara, debo acudir a la frase de uno de los grandes sabios de la iglesia católica, San Agustín, quien decía que “el Diablo no duerme en su cama”; o la expresión popular de que “el Diablo tiene una sábana corta y otra larga…” Digo esto, pues ellos fueron los primeros en causar revuelo, cuando revelaron los nombres de los 14 acusados en el caso Odebrecht y que iban a la cárcel (Temo Montás, Andrés Bautista y demás).
No se imaginaron que iban a ser víctimas, según denuncian, de un juego sucio del procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez. Y que la jefa del Ministerio Público en el Distrito Nacional, Yeni Berenice, iba a tener una reacción desafortunada dizque de “apoyo” al procurador, cuando es realmente para congraciarse o de genuflexión con su jefe.
¡El Diablo es sucio! Berenice debió guardar silencio, ya que en su afán de protagonismo hace que ella misma se descalifique en caso que le toque llevar un proceso judicial en contra de los dos comunicadores. Es obvio que si sube al estrado la van a recusar, alegando que tiene una predisposición en contra de ellos.
En relación con Nuria Piera, Marino Zapete, que asumen una actitud crítica en contra de los dos zarandeados periodistas. Piera afirma que desde sus trincheras no han defendido los mejores intereses; Zapete sostiene que Martínez Pozo, Alcántara y el procurador son presuntamente “peones de un mismo jefe”, el empresario Ángel Rondón.
Yo le digo a Zapete y Nuria, con el respeto que siempre me merecen, que la defensa no es a dos comunicadores, que se llamen Juan o Pedro, sino al Estado de Derecho. Hay un viejo principio jurídico muy enarbolado por los abogados que reza que “la mejor forma de defender el Estado de Derecho, es defender el derecho”. Creo que el juego sucio de poder para favorecer o perjudicar a alguien no ayuda a nadie y nos perjudica a todos. Así el cascareado fortalecimiento institucional nunca llegará.
Es alarmante la denuncia de que supuestamente la Procuraduría jaqueó sus computadoras y de familiares suyos para ver sus transacciones bancarias y entregársela a comunicadores, a fin de una campaña de descrédito. Se quejan que los tienen desacreditados “en las cuatro equinas”. Eso no es justo, todos queremos que se encausen los corruptos verdaderos, pero nos oponemos a un show de mal gusto.
Parece que hay un sector del gobierno peledeísta que se concentra más en hacer bellaquerías que en perseguir los corruptos de verdad. Hoy les toca a Danny Alcántara y Julio Martínez Pozo ¿y mañana quién será el o los próximos?