Han pasado ya tres días desde que fue encontrado muerto a balazos en una estación de combustible del kilómetro 20 de la autopista Duarte, próximo a la entrada del distrito municipal La Guáyiga, y el dolor causado por este crimen sigue latente.
Todavía la familia del oficial trata de descifrar las circunstancias en que sucedió este crimen, un golpe que acabó con la vida de un hombre que, a sus 62 años, contaba 30 de ellos en el cuerpo de orden público
“Él se levantó alrededor de las dos de la mañana de ese día (el pasado martes), y la hija más grande escucha cuando él toma un palo de escoba y, cuando ella le pregunta para dónde va, él solo responde que va a caminar; ella se lo encuentra extraño y le dice que es aún muy temprano para ir a caminar; él se puso agresivo y ella lo dejó ir, sin caerle detrás”, narra Blanca Iris, ahora viuda de Mateo, como le conocía el barrio.
El coronel salió de su casa con ropa de ejercicio, un par de zapatos disparejos (de pares diferentes) y sin su arma de reglamento.
Mateo estaba de licencia policial, según una cuñada de Iris, quien agregó que el coronel salió de su hogar “pareciendo un loco”, por lo que no era “una víctima palpable para un atraco”.
Según Blanca Iris, Mateo caminaba todos los días, pero próximo a las seis de la mañana y cerca de su casa en el sector “La Esperanza”, de Los Alcarrizos, por lo que la situación extrañó aún más a sus parientes.
“Él normalmente salía a las 6:30 de la mañana y caminaba, y ya a las 7:30 él estaba aquí, por eso es que cuando vi que pasó esa hora y no llegó, le dije a la hija que lo salga a buscar y no había pasado media hora bien cuando llegaron a qué identificáramos el cadáver”, dijo Bianca, quien entre lágrimas apenas podía ordenar los hechos y se auxiliaba de su hermana para que la ayudase a contar el relato.
El coronel que no era coronel
Con 30 años residiendo en el sector de “La Esperanza”, fueron muchos los vecinos que no tenían mucho tiempo de haberse enterado que el mismo ocupaba un “alto rango” dentro de las filas de la Policía Nacional.
“Él era así, casi nunca andaba con el uniforme, ni con el arma; ni parecía un coronel, él no tenía problemas con nadie ni se metía con nadie, él era muy buena persona, una persona siempre empático y que nos mostraba siempre una sonrisa y ni hablar lo bueno que era con sus hijos”, dice Bianca.
Ese testimonio fue compartido por la mayoría de los vecinos consultados por el LISTÍN DIARIO, quienes afirmaron que “lo del era sentarse afuera de su casa y hacer coro con todo el mundo”.
Sin apoyo por parte de la policía
Mientras las lagrimas pasaban de dolor a impotencia, Bianca exclamó que se ha sentido abandonada por parte de la Policía Nacional, ya que no han tenido ningún tipo de apoyo por parte de la institución a la que Mateo le dedicó la mitad de su existencia.
“Más allá de ese primer día, cuando llegaron a que lo identificáramos y parte del velorio, nunca ha venido nadie, los únicos policías que han venido han sido los amigos de la hija, que también es policía; pero las autoridades aquí no se han presentado a darnos el pésame, para el entierro fue una gente de los pensionados que nos ayudaron y él todavía era activo; para el cementerio ni una patrulla fue, ni siquiera una bandera apareció, tu puedes creer eso, ni que fuera un raso que hubieran matado”, seguía contando la compañera de vida de Mateo.
Bianca dice que se siente que la institución la ha “dejado sola” a pesar de que su pareja hizo todas sus acciones “por la derecha”.
“Miren incluso donde vivimos, la mayoría de los coroneles de la Policía viven en cazones, con buenos vehículos y ya casi ni trabajan porque son ricos, pero él no porque siempre hizo las cosas como debían de hacerse, yo te apuesto que se hubiese sido un delincuente, esto estuviera lleno de policías”, decía Bianca, quien residía junto a Mateo y varios de sus 8 hijos en una casa de techo de zinc, de varias habitaciones.
La esposa del coronel dice que no “necesita ni un plato de comida o ayuda económica, porque no están pasando hambre si no el apoyo de parte de la institución a la cual su marido le dedicó su vida.