NUEVA YORK, EUA.-La parejita homosexual desde que ocupó el carro empezaron a exhibir un «asfixie» fuera de la norma y por eso un taxista de Uber en Houston, expulsó de su carro a los novios dominicanos Randal Magill de 28 años de edad y José Chávez de 26, quienes se estaban «besuqueando» y acariciando dentro del taxi, mientras los transportaba a ambos. El conductor detuvo el vehículo, y sin cobrar el servicio les pidió a los maricas que se desmonten y procuren otro servicio. Ahora los maricas además de fama buscan demandar la empresa afiliada del taxista.
DETALLES
Magill y Chávez, le dijeron ayer lunes al portal Click2Houston, que ellos regresaron de la República Dominicana, donde formalizaron su compromiso para casarse a principios de diciembre, al tiempo que mostraron sus sortijas.
Ellos dijeron que creen que fueron sacados del taxi porque son homosexuales.
Denunciaron, hablando en inglés, que el taxista de Uber, los dejó en medio de la carretera y no les pidió otra unidad para que sustituyera su servicio.
Dijeron que habían estado bebiendo y querían ser responsables, por lo que llamaron un taxi de Uber. Alegan que todo estaba bien, hasta que se fueron a besar.
“No estaba haciendo nada que no hubiera hecho en público. No voy a avergonzarme a mí ni a mi prometido de ninguna manera“, dijo Magill.
Dijo que el conductor tenía una minivan y que estaban en dos asientos separados que estaban divididos por un pasillo.
“Nunca he escuchado que se le pida a nadie que deje de besarse en ningún lado, especialmente cuando solo te besas los labios”, dijo Magill.
Afirma que el conductor les dijo que le había dicho a una pareja heterosexual que dejara de besarse antes que ellos, pero Magill y Chávez dijeron que no creían eso.
“Él nos dijo que no podía seguir llevándonos en el taxi, voy a tener que dejarlos solos” a los que le respondimos que estaba bien”, dijo Chávez. “Estaba enfadado. Nunca me han dicho que no me bese ni nada”, añadió.
“El chofer salió de la autopista, a ningún lugar seguro ni nada, nos dejó en la esquina de las calles 59 y New Castle, justo al lado de la barrera de sonido de concreto”, dijo Magill.
La pareja dijo que tenían que caminar bajo el puente interestatal y al otro lado de la autopista Southwest para llamar a otro Uber y llevarlos a casa.
“Nunca había tenido una mala experiencia con Uber, pero no lo volveré a usar”, dijo Magill.
“Estuve muy decepcionado. Todos con quienes he viajado han sido muy amables, muy respetuosos, incluso los que pude ver no estaban tan cómodos con nosotros, pero fueron muy respetuosos”, agregó.