TEXAS, EUA.-Pese al pataleo y al rechazo del gobierno mexicano y de organismos de derechos humanos, el mexicano Rubén Ramírez Cárdenas murió ejecutado noche de este miércoles en una prisión de Texas, mediante una inyección letal, condenado por haber secuestrado, violado y asesinar estrangulando a su prima de 16 años hace ya más de dos décadas.
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Los abogados trataron de frenar el desenlace hasta el último instante, con un recurso ante el Supremo, para revisar el caso y pedir nuevas pruebas de ADN. El Gobierno mexicano las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) también habían presionado sin éxito para evitar la muerte alegando que el procemiento no respetó los derechos del condenado.
Los hechos se remontan al 22 de febrero de 1997. La estudiante, Mayra Laguna, fue llevada por la fuerza de la habitación que compartía con su hermana en Rio Grande Valley, en el sur de Texas, y su cuerpo apareció después en un canal cercano a un lago.
Según Associated Press, Cárdenas confesó a la policía que él y un amigo se la habían llevado en coche, que él la agredió sexualmente y que, cuando le liberó los brazos para dejarla marchar, ella peleó. Fue entonces cuando, según su relato, la golpeó mortalmente.
- Cuando le sacudió en el cuello, según el condenado, la joven empezó a toser sangre y tener dificultades para respirar. Trató de reanimarla sin éxito y la lanzó al canal. «No planeaba hacer esto, pero iba de cocaína», dijo a las autoridades Cárdenas, que ahora tenía 47 años. Fue declarado muerto a las 22.26 (hora local). Se declaró inocente hasta el último momento. Sus últimas palabras fueron: «No puedo ni quiero disculparme por un crimen que cometió otro, pero volveré a por justicia. Podéis contar con ello», informó Efe.