REDACCIÓN.-Al día siguiente del bombardeo la gente salió a manifestarse en Damasco, la capital siria contra el ataque y en respaldo de su presidente, Bashar Al Assad. Los niños hasta asistieron a las escuelas y la rutina fue normal en las proximidades de algunos de los objetivos destruido por los misiles de la coalición de Estados Unidos, Francia y Reino Unido-Inglaterra-. BBC Mundo, agencia de prensa británica reseña que este fue un ataque más intenso que el de hace un año: contra tres objetivos y no uno, como el anterior.
DETALLES
En aquel, Estados Unidos actuó solo. Esta vez se unieron sus aliados Francia y Reino Unido.
Se dispararon más del doble del número de armas contra blancos sirios que el año pasado. En total 105, según el Pentágono.
Desde hace siete años, el tormento de la guerra de Siria no ha terminado. Pero hay dos cosas fundamentales que han cambiado.
El presidente Al Asad quizás no controla todo el territorio de Siria. Pero, apoyado por Rusia e Irán, no hay nadie que realmente pueda enfrentársele.
La escasez de combatientes, equipo y capacidad ha evitado que pueda restablecer un control más amplio.
En segundo lugar, las relaciones entre Washington y Moscú, y entre Rusia y Occidente en general, se han deteriorado significativamente, hasta el punto de que altos funcionarios internacionales ahora están hablando de una nueva Guerra Fría.
Este es el contexto en el que el presidente Trump se vio determinado a enviar su mensaje punitivo al gobierno de Al Asad. Y es el contexto con el que han recibido el mensaje en ese país.
¿Se sentirán intimidados o reaccionarán desafiantes? ¿Acaso la bravata pública está ocultando una reflexión más profunda por parte de Al Asad? ¿Será Rusia más dura con el líder sirio a pesar de lo que ha dicho el portavoz de ese país? Y si es así, ¿tendrá esto algún efecto?
Distracción de Trump
Pienso que la forma como se ha desarrollado esta crisis en Estados Unidos es desconcertante y de muchas formas preocupante.
Parece haber una falta de enfoque y claridad por parte de la administración Trump. No sorprende, quizás, cuando el propio presidente está cada vez más abrumado con sus propias dificultades internas, como alegatos y recriminaciones sobre supuestas relaciones pasadas y malas conductas, que ahora lo persiguen.