Por JC MALONE: Carlos Marx tenía razón

Testigo del Tiempo
Carlos Marx tenía razón
J.C. Malone
 ESTADOS UNIDOS, Nueva York.-Ómicron, esta mutación del Saars Cov2, tiene buen mensaje. Su alta transmisibilidad y baja mortandad asegura que de manera natural llegaremos al objetivo de la imunidad de rebaño con relativamente pocas muertes o amenazas de muerte.
      Ómicron degenerará en un virus común y corriente, vulgar y silvestre como el H1N1 de la gripe regular, el mismo virus mató más de 50 millones en 1918. Quizá este año aprendamos a vivir con este virus.
      Donald Trump sobrevivió a la investigación sobre la possible participación de Rusia en su elección, y al Impeachment. Y sobrevivirá a la investigación sobre el asalto al Congreso el 6 de enero del 2021.
      El seis de enero faltó un marco legal para desconocer los resultados electorales. Ahora más de 36 estados tienen esas leyes. Y los demócratas pueden perder el control congresual. Sobreviviremos al Ómicrón, pero no sabemos si la democracia sobrevivirá a Trump.
      Ciertamente la nación y su democracia enfrentan una muy delicada coyuntura histórica con un extremadamente precario equilibrio politico.
      Los republicanos controlados por Trump, son un grupo autoritario que cree en el poder de las armas, no en el poder del pueblo en democracia. Este grupo está bien armado y absolutamente decidido a demostrar la efectividad de su evangelio de las armas.
      Los demócratas “defenderán la democracia” pero tienen un dudoso record de lucha defendiéndola. Los demócratas prometen las estrellas, y producen apagones para que podamos verlas.
Todos sus argumentos terminan en el mismo sitio: “los republicanos son malos, no nos dejan gobernar”.  Este es el “unico grupo” que “defenderá” la democracia; ciertamente podemos asegurar que la democracia peligra.
La ultraderecha, muy bien armada y decidida, amenaza la democracia, para “detenerla” contamos con un grupúsculo de pusilánimes y desarmados.
¿Será Trump el “germen de la destrucción” del sistema que lo creó?  resulta innegable, Carlos Marx tenía razón.