Testigo del tiempo
Confesiones de un “Conspiranóico”
J.C. Malone
ESTADOS UNIDOS, Nueva York.- Ciertamente soy “conspiranóico”, pero también es cierto que hay muchos tipos muy malos, conspirando, tramando, ejecutando muchísimas diabluras.
Los servicios de inteligencia estadounidenses pudieron evitar el ataque al puerto de Pearl Harbor, en Hawái en 1941, y los ataques del 9-11, pero nada hicieron.
Vimos venir el COVID-19, pero nada hicimos. Según la lógica “conspiranoica”, un error repetido varias veces no es un error, es una política de Estado.
“Conspiranoia” e historia, explican qué ciertas cosas las “dejaron pasar”.
Pearl Harbor justificó entrar a la Segunda Guerra Europea, y el 9-11 justificó controlar el petróleo iraquí, el poder siempre tiene motivos ocultos.
¿Por qué “dejaron pasar” el COVID-19? Según el Eclesiastés, “no hay nada nuevo bajo el sol”. La verdad es una puta descarada, como estrella de pornografía, se desnuda en público, sin rubor ni pudor.
La verdad es que Pearl Harbor convirtió a Estados Unidos en la gran súper potencia actual.
La guerra reactivó y expandió la economía, vendiendo armas, alimentos uniformes y todo lo que necesiten los soldados. La reconstrucción es el mejor de los negocios posibles.
El modelo se replicó varias veces, pero en Irak, después del 9-11, concentraron todos los beneficios en una sola corporación: Halliburton, ligada al ex vicepresidente Dick Cheney.
Los beneficios de la Segunda Guerra europea se distribuyeron en la economía, los de Irak Halliburton los monopolizó, ahora el COVID-19 desnudó la injusta distribución de riquezas.
Si los beneficios del COVID-19 concentran más riquezas en menos manos que cuando Halliburton, habrá problemas.
En Italia y el Líbano empezaron, los franceses esperan nuevos estallidos sociales.
Ahora China y EE.UU. se acusan de ser responsables del virus, sólo añaden distracciones, mientras aumenten las defunciones.
No vislumbran solución, nos entretienen con pleitos, “Conspiranóicamente” hablando, esto puede ser mucho peor de lo que parece.