Roberto Valenzuela
SANTO DOMINGO.-Al ver tantas cosas extrañas, fuera de lo común, sin que los o las dominicanas se inmuten, me pregunto cuándo fue que perdimos nuestra capacidad de asombro. Se suma a la vieja costumbre de tener memoria de corta duración: Sin importar la complejidad del problema, se debate dos o tres días y luego queda en el olvido, pero sin solución.
Por ejemplo, si es malo que en cualquier lugar y a toda hora nos asalten, es peor que esa práctica se vea de “lo más normal” en República Dominicana; y que cualquier autoridad diga que eso es “simple percepción”.
Me causa estupor que se vea “normal” tantas personas heridas, muertas en pleitos o accidentes durante “Semana Santa”. ¿Qué parte de la Biblia dice que hay que intoxicarse bebiendo en playas y ríos? Se beben el ron y la botella; y ya bien borracho, ven a “los policías chiquiticos”, reza el lenguaje popular. ¿Dónde dice que debemos ser imprudentes? Tan imprudentes que arriesguemos nuestra vida y las de personas inocentes.
Ni la prensa hizo caso a la denuncia del presidente del Colegio Médico Dominicano, Waldo Ariel Suero, de que hay galenos que tienen que ir a las consultas o las emergencias con un bate (armas) para defenderse por los pleitos que se arman en los hospitales. Y volvió a pedir por enésima vez que pongan agentes a cuidar los hospitales.
Tampoco causó sorpresa que los enfermos se quejaran de las abundantes cucarachas y ratones en los hospitales Toribio Bencosme, de Moca, y Juan Pablo Pina, de San Cristóbal.
En relación con las agresiones de policías a mujeres, vamos “progresando”. Primero le entraron a pescozones a una embarazada e indefensa mujer en Puerto Plata, después en Cristo Rey, en la capital, una patrulla dio macanazos y patadas a una menor. La arrastraron por los cabellos. Cuando la humillaban, le decían: “cuerito de barrio”…
Nunca había ocurrido que en Semana Santa salieran policías a pinchar piscinas en los barrios. ¿Quién dio esa desagradable orden? Y si nadie dio la orden, se trató de una conspiración contra el jefe de la PN, Nelson Peguero Paredes, o para dañar la imagen del presidente Danilo Medina.
Ha pasado desapercibida la información de que Odebrecht estableció su sede corrupta en el país para sus operaciones mafiosas con otras naciones. No fue sorpresa porque en 20 años operando aquí el escándalo ha salpicado a empresarios locales y dirigentes de todos los partidos.
Ya el villano es el héroe: en el Palacio de Justicia de Santiago Rodríguez recibieron como un prócer al síndico Inocencio Carrera Espinal (Tony), acusado de violar una menor de 14 años. Se movilizaron, quemaron gomas, interrumpieron carreteras en protesta pidiendo su libertad. Unos 12 alcaldes de la zona se sumaron a la protesta, en solidaridad con su colega preso. Para ellos, es “normal” tener relaciones sexuales con niñas.
He citado algunos casos, para advertir que se está legitimando la vagabundería. Siendo así, corresponde al gobierno iniciar un proceso de moralización de la sociedad y los munícipes no pueden ver como normal o adaptarse a ningún proceso de descomposición