Por Vicente Estrella: MAL EJEMPLO EN EL PARQUE DUARTE DE SANTIAGO

 

 

Por Vicente Estrella

SANTO DOMINGO.-El pasado 19 de marzo ocurrió un hecho sin precedentes en la historia dominicana, un joven que llevaba varios años predicando la palabra de Dios con una bocina en el parque Duarte de la ciudad de Santiago fue arrestado y maltratado por policías municipales, sin ninguna explicación y en flagrante violación a la libertad expresión y difusión del pensamiento, un derecho constitucional consagrado a todo ciudadano.

Se debe tener mucho cuidado antes de tomar la decisión de ordenar el arresto de una persona para intentar callar una voz que proclama el evangelio de Jesucristo. Esta es una verdad, que no viene acompañada de intereses de grupos terrenales, es solo el interés de Dios para que almas se salven. El que hace esto es solo por la motivación que trae consigo el AMOR DE DIOS.

Cuando el hombre decide callar esa voz, está tratando de silenciar la voz de Dios y eso no es posible. Con esa actitud usted se convierte en enemigo de Dios y eso tiene consecuencias graves para su vida presente y futura. Cuando se le declara la guerra al Rey del Universo el Universo se pone contra usted y no hay forma de ganarle.

Se puede conspirar contra cualquier cosa en esta vida, pero nunca contra la predicación de la palabra de Dios, porque los resultados no serán nada bueno, porque NO es que Dios que quiera hacer algo contra usted, sino que al usted declararle la guerra, lamentablemente él lo deja solo y en este mundo de guerra espiritual, usted tendrá que enfrentar a su propio aliado (Satanás), quien no perderá la menor oportunidad de destruirlo.

El enemigo tiene como único objetivo apoderarse de usted para quitarle la posibilidad de alcanzar la vida eterna y Dios permite que el haga con usted lo que él quiera, porque usted decidió enfrentarlo y dice la Biblia hablando Dios: “el que no es conmigo contra mí es”.

Cuando los pueblos eligen sus líderes, lamentablemente, sus acciones tienen influencia sobre sus ciudadanos. El pueblo de Israel está lleno de historias de reyes que actuaban contra la voluntad de Dios y se entregaban a la adoración de ídolos y golpeaban y metían presos a los profetas y los juicios no se hacían esperar.

Al igual que ayer, en la actualidad “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y buenos”. (Proverbios 15:3).

No sé cuál fue el “argumento legal” utilizado para violar el derecho constitucional de este hermano a hablar en una PLAZA PUBLICA, por esos son públicas, para que los ciudadanos puedan usarlas para expresarse y promover sus ideas. Es en las plazas es en donde los hombres que han tenido grandes ideas que han revolucionado la sociedad, las han expresado para bien de la humanidad. Ese es el escenario de los que no tienen acceso a los medios de comunicación y por eso no se le debe negar este derecho. Este hombre no tendrá derecho a pararse en la puerta de la residencia del alcalde o de cualquier otra persona, pero tiene derecho a usar la plaza pública, porque para esos son las plazas.

Si le prohibimos a los cristianos evangélicos decir la verdad del evangelio de Jesucristo, solo tendremos las bocinas de los borrachos, y los desadaptados de la sociedad con su carros con los baúles abiertos y los colmadones y los vecinos desconsiderados poniendo música con obscenidades, entonces se romperá el equilibrio social, porque contra ellos no se hace nada.

Señor alcalde Abel Martinez, reconsidere esa medida, no importa lo que se diga en ese lugar, no se deje mal aconsejar de personas que quizás no quieren escuchar la predicación, porque son confrontados con su pecada. Nadie está obligado a dejar el pecado, pero nadie tiene derecho a prohibir que los cristianos prediquemos públicamente el mensaje de salvación que nos enseñó Jesucristo.

A Jesucristo lo mataron por predicar el amor, y esa prédica, de acuerdo con sus asesinos, “violaba la Ley, el orden público y las buenas costumbres”, que tenían establecidos los romanos y los sacerdotes judíos. En ese tiempo el asesinato a sangre fría, el engaño religioso y la perversidad moral eran las reglas. Una breve revisión a la historia universal nos pone en contacto con esa realidad histórica que hoy se está repitiendo en el mundo moderno.

Los hombres somos pecadores y no queremos que nadie nos confronte con la verdad. Dios siempre tendrá sus profetas, podrán  encerrar a unos y matar a otros, pero Dios, siempre levantará hombres dispuestos a llevar la palabra de verdad contenida en la Biblia, no importa el precio que haya que pagar para ello.

Jesucristo previó este tipo de situaciones, por eso le decía a sus seguidores: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Mateo 5:10). “Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres. (Hechos 5:29).

 

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