SANTIAGO DE CHILE, Chile.-La derecha vuelve «cómoda» al poder en esta nación suramericana cuya bonanza o pobreza económica depende de los precios del cobre en los mercados internacionales pero que zigzaguea y se alterna en la búsqueda de otros caminos distintos al heredado de la dictadura de Pinochet y los retos de un mundo cada vez mas complicado y difícil frente al nuevo reordenamiento geopolítico que se cierne sobre el espectro social y político a nivel internacional. Ya ha sido confirmado oficialmente: El multimillonario Sebastián Piñera ganó las elecciones presidenciales en Chile, con lo cual el país sudamericano girará de nuevo hacia la derecha.
DETALLES
Piñera obtuvo el 54.57% de los votos, mientras que su rival, el izquierdista Alejandro Guillier, recibió 45.43%, de acuerdo con el 99.31% de las mesas electorales contabilizadas de la segunda vuelta de los comicios presidenciales. Guillier admitió su derrota y poco después la presidenta Michelle Bachelet llamó a Piñera para felicitarlo por su triunfo. “Hay que ser autocríticos. Hemos sufrido una derrota dura y en las derrotas es cuando más se aprende.
Tenemos que levantar nuestro ánimo y salir a defender las reformas en las que creemos”, dijo.
Piñera, que ya gobernó Chile entre 2010 y 2014, recibirá el poder también por segunda vez de manos de Bachelet.
Los analistas habían anticipado que sería una contienda cerrada, lo cual no sucedió.
Para algunos expertos, el triunfo de Piñera muestra cómo Guillier fue incapaz de sumar los votos de otras facciones de la izquierda.
Bachelet llama por teléfono a Piñera, quien le agradeció el gesto y le pidió que lo aconseje.
“Nunca he tenido la menor duda que tanto usted como yo queremos lo mejor para Chile”, dijo el centroderechista. “Espero tener la oportunidad de conversar con usted y recibir sus sabios consejos y toda la experiencia que usted tiene como presidenta de todos los chilenos”.
Chile se resintió por la bajada del precio y de la demanda internacional del cobre, pilar de su economía. La desaceleración económica y el descontento de los chilenos hacia Bachelet ayudaron inicialmente a Piñera, que terminó su mandato (2010-2014) con un índice de aprobación bajo.
Piñera propone rebajar los impuestos a los empresarios para reactivar el crecimiento, concretar la inversión de unos 40,000 millones de dólares de proyectos que están paralizados.
